El burnout es un síndrome que se manifiesta como respuesta a la exposición prolongada al estrés crónico en el ámbito laboral, esta caracterizado por agotamiento emocional y sensación de baja realización personal. El término burnout tiene sus raíces en la década de 1970 cuando los psicólogos Herbert Freudenberger y Christina Maslach comenzaron a estudiar los efectos del estrés crónico en los trabajadores del ámbito de la salud y los servicios sociales. Freudenberger acuño el término en su libro de 1974, donde lo describió como un estado de agotamiento físico y emocional causado por la dedicación excesiva a una causa, estilo de vida o relación que no produce resultados positivos. Chistina Maslach por otro lado desarrolló una escala para medir el burnout, conocida como el inventario Maslach de Burnout (MBI); su trabajo ayudó a definir el síndrome en términos de tres dimensiones personales: agotamiento personal, despersonalización y baja realización personal. Desde entonces este síndrome ha sido objeto de numerosos estudios.

En términos epidemiológicos su incidencia ha ido en aumento en varios sectores profesionales, afectando tanto a trabajadores de salud como a empleados en entornos corporativos. Según la OMS el burnout afecta aproximadamente al 3% de la población mundial laboral; un informe del Instituto Americano de estrés encontró que el 83% de los trabajadores estadounidenses sufren de estrés relacionado con el trabajo, y el 29% de ellos reportan altos niveles de estrés crónico, lo que aumentaba el riesgo de burnout.

Sus características clínicas incluyen el agotamiento emocional que se caracteriza por una sensación de estar física y emocionalmente exhausto, incluso después de periodos de descanso, despersonalización como actitudes o sentimientos negativos hacia el trabajo, los pares u otras personas con las que se interactúa en el entorno laboral, puede manifestarse como actitud distante, baja realización personal, fatiga persistente, disminución del rendimiento laboral y cambios en el comportamiento social. Es importante tener en cuenta que estas características pueden manifestarse de maneras diferentes en cada individuo.

Su prevención incluye una combinación de estrategias a nivel individual como el autocuidado como la práctica de técnicas para manejo del estrés con la aplicación de técnicas psicoterapéuticas así como la dedicación del tiempo a actividades placenteras fuera de la actividad laboral, establecimiento de límites, gestión del tiempo, apoyo social. Por otro lado, las organizaciones pueden implementar políticas que promuevan un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, proporcionando recursos para el manejo del estrés y el bienestar emocional. La prevención de burnout es un esfuerzo continuo que requiere compromiso del individuo y de las organizaciones con el fin de crear entornos laborales saludables que promuevan el bienestar emocional y así un optimo rendimiento.

En Colombia se han implementado sistemas de vigilancia epidemiológica para monitorear y abordar los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo, estos sistemas pueden incluir encuestas y cuestionarios aplicados a trabajadores para evaluar su percepción de los riesgos psicosociales, salud mental y bienestar emocional, indicadores de salud mental registro de accidentes y enfermedades laborales, evaluación de riesgo psicosocial mediante análisis de puesto de trabajo e intervenciones como programas de capacitación y políticas de prevención y promoción de un ambiente de trabajo saludable.